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Jesús Guodemar Pérez.
Se trata de una enfermedad de origen ideopático y crónica que se caracteriza por dolores en múltiples localizaciones del cuerpo y
un cansancio generalizado. En la actualidad la fibromialgia la sufren entre 400.000 y 1.200.000 españoles, principalmente mujeres
entre los 30 y los 60 años de edad. No es una enfermedad exclusiva del sexo
femenino, puede afectar también a los hombres, pero su número mucho menor. La hipótesis más aceptada de su producción se basa en unos
niveles relativamente bajos de serotonina, sustancia implicada en la regulación del dolor. Los expertos no achacan a este descenso
de serotonina como factor desencadenante de la enfermedad, pero sí como causa fundamental en el aumento de los síntomas.
El síntoma principal es un dolor general y difuso que afecta a una amplia superficie corporal, así como una sensación de cansancio
permanente. Los hormigueos de miembros, rigidez articular, dificultad para dormir y puntos gatillo pueden ser otros de los síntomas
que describen los pacientes. El diagnóstico de la fibromialgia aparece en la
mayoría de los casos por exclusión de otro tipo de patología. Tanto las radiografías como las analíticas muestran resultados normales
y, para su diagnóstico, se establece que el paciente presente 11 puntos dolorosos a la presión, durante su exploración. Es muy importante
que tanto el enfermo como su familia comprendan que se trata de una enfermedad real, ya que tras el peregrinaje de especialistas,
acaban dudando de las molestias del propio enfermo. Otro motivo desencadenante de la fibromialgia es una excesiva preocupación por
los pequeños problemas de la vida diaria. Por esto se recomienda a la familia y al enfermo un cambio de mentalidad, asumiendo las
dificultades de la vida e intentando disfrutar de las pequeñas cosas de la vida. La obesidad, por otra parte, puede resultar un factor
de sobrecarga del sistema músculo-tendinoso que no va a beneficiar, en absoluto, la recuperación del paciente.
La fisioterapia asume un papel importante en esta enfermedad. El tratamiento se lleva a cabo en los momentos de exacerbación de la
patología. Las técnicas que vamos a emplear serán la masoterapia (superficial y lenta), termoterapia (lámparas solares e infrarrojos)
e hidroterapia (duchas de agua caliente a presión sobre la zona dolorida). No hay que olvidar que los estiramientos con frío pueden
resultar muy eficaces en algunos pacientes. Por otra parte, suele resultar una contraindicación la práctica de un masaje descontracturante
o estimulante, ya que aumenta el dolor. No obstante, el mejor tratamiento que
podemos ofrecer a los pacientes con fibromialgia, suele ser la comprensión, ya que responderán automáticamente de forma positiva cuando
perciban interés por su mejoría. Esa empatía necesaria para ejercer con profesionalidad nuestra labor, bastante más económica que
los modernos tratamientos y, muchas veces, más que olvidada.
Diplomado en Fisioterapia por la Universidad Alfonso X "El Sabio".